Bitcoins, NFT y Elon Musk. El mercado de criptomonedas se consolidó en medio del atípico 2021 y promete seguir revolucionando no solo el internet, sino también las sociedades.
Las criptomonedas existen desde el 2009, cuando un hasta ahora desconocido Satoshi Nakamoto proclamó por primera vez la palabra ‘Bitcoin’ en pequeños foros. Más de una década después, estas se han popularizado, llegando a captar el interés de los usuarios de las redes sociales. Y ahora, en un 2021 golpeado no solo por la pandemia, sino por la inflación, crisis política y más coyuntura económica negativa para gran parte de la población, se han convertido en una forma de generar ingresos y ganarse la vida.
Pandemia y la masificación de las criptomonedas
El inicio de la pandemia en el 2020 ocasionó que más gente pasara a lo que ahora asimilamos como el ‘teletrabajo’. Y en su interacción diaria con el ciberespacio, las criptomonedas se volvieron un tema recurrente que vieron, en el que se interesaron y empezaron a seguir.
De acuerdo con un informe de la firma de análisis Statista, las criptomonedas tuvieron una explosión en estos dos últimos años. Binance, mercado criptográfico mundial, complementa la información señalando que las razones para su uso son distintas, pero van desde “ahorrar y generar ingresos pasivos” en medio de la crisis, hasta “enfrentar los cambios socio-políticos” que presentan los usuarios.
Curiosamente, las estadísticas señalan que los países con mayor adopción de las criptomonedas son aquellos que sufren inflación o crisis política constante. Solo en el 2021, los cinco países con mayor crecimiento fueron Nigeria, Vietnam, Filipinas, Turquía y Perú. Y como ya consolidados, en la región, Argentina y Venezuela comandan el listado.
Y claro, el mercado está liderado por el bitcoin, la moneda más grande y popular de todas. Esta ha salido en noticias de este 2021 por múltiples razones, pero principalmente por su valor.
Tras iniciar el año cerca a los 30 mil dólares, según los datos del servicio CoinMarketCap, llegó a una cifra récord de 65 mil dólares por unidad en abril, duplicando el dinero de los inversionistas.
Pero, por razones que veremos más adelante, el precio ha ido fluctuando, en el llamado “mercado rojo” o “mercado de osos”: su valor llegó a reducirse hasta los 29 mil dólares por unidad, causando pánico. La cifra tendría que soportar meses en esta tendencia para, recién, en septiembre, supere la barrera de los 40 mil dólares e ingrese a los nuevos picos de octubre y noviembre, donde el bitcoin llegó a valer 68 mil dólares. Cerrando diciembre, estamos en promedio de 50 mil dólares.
Que el bitcoin suba o baje hace que el resto de criptomonedas se comporte igual, por lo que, en términos generales, los usuarios han experimentado una “montaña rusa” en el año: fueron noticia por sus grandes ganancias en algunos meses, pero también por las altas cifras en negativo que ocuparon.
China y su interés por desaparecerlas
El ciclo habitual del valor de las criptomonedas es subir, para luego bajar. Pero mucho de los descensos de valor del mercado de este 2021 fueron a raíz de China, uno de los países con mayor número de inversores en el mundo.
El país asiático ya se ha mostrado en contra de las criptomonedas en años anteriores, pero tuvo un par de acciones en concreto en este.
El primer paso hacia su control fue el de prohibir las granjas de minerías, grandes sedes computacionales que ocupaban gran cantidad de energía: cientos de tarjetas gráficas funcionaban las 24 horas del día validando transacciones en la cadena de bloques de criptomonedas como Ethereum para ganar nuevas monedas. El gasto energético era enorme y generaba, además, apagones y corte del suministro para zonas aledañas.
Para septiembre, sin embargo, China declaró ilegales todas las transacciones de este dinero digital porque “pueden alterar el orden económico y financiero”. ¿Era la primera vez que lo hacía? No. En 2013 y 2017 el gobierno realizó las mismas suspensiones. Sin embargo, para los expertos, en esta ocasión “el bloqueo era más detallado y amplio”.
El bitcoin y todo el mercado sufrió especialmente con estas dos medidas, pero pudo recuperarse en cuestión de semanas: mientras que la minería se mudaba a otros países como Estados Unidos y Kazajistán, el valor de las criptomonedas volvería a ascender orgánicamente.
Pero las prohibiciones no fueron gratuitas. Además que las criptomonedas emergen como formas de economía sin actores gubernamentales (y China es un país controlado en casi todos sus ámbitos por el sistema), China también se preparaba para el lanzamiento de su propia criptomoneda, el yuan digital, asociada intrínsecamente al valor de su moneda local. ¿son importante este tipo de monedas? Bastante, por lo que deberías saber cómo funcionan.
El efecto Elon Musk y memecoins
Pero más curioso fue el caso del llamado por la revista Time “el hombre más influyente” del 2021.
Elon Musk, CEO de SpaceX y Tesla y la persona más rica del mundo, se convirtió en un abanderado de las criptomonedas, aunque su participación sigue haciendo dudar a los expertos sobre si es un apoyo verdadero o una forma más de hacer crecer su dinero.
El caso más significante fue el de aceptar como forma de pago para sus autos eléctricos al bitcoin, permitiéndole tener un valor “verdadero” en el mundo más allá de internet. Eso ocasionó una gran subida en su valor en medio del que ya hablamos fue su primera etapa de crecimiento en el año.
Sin embargo, sería el mismo Elon Musk quien derrumbe a la criptomoneda (y al mercado) al señalar meses más adelante que suspendería estas transacciones por su alto impacto ambiental. Como señalábamos puntos más arriba, la minería de criptomonedas exige electricidad como si de una fábrica se tratase, consumiendo toda la industria, al año, valores energéticos similares al de países enteros como Argentina. La decisión enterraría al mundo criptográfico en meses en sus mínimos valores.
Elon Musk ha sido calificado de manipulador de precios. Como persona natural y como CEO de sus empresas ha comprado bitcoins, Ethereum y Doge para almacenarlos, por lo que cualquier variación en el precio lo afecta directamente a él mismo. Entonces, hacer subir el precio con sus dichos lo beneficiaría para retirar ganancias o, por el contrario, derrumbar sus valores con sus polémicos tuits le permitiría seguir comprando nuevas monedas a precios mínimos para generar la mayor rentabilidad posible.
Y ese no fue el único tipo de participación que tuvo en el año. Si ya en el 2020 anunciaba que era partidario del Dogecoin, este 2021 ayudó a que se crearan muchas más nuevas monedas sin verdadero uso y que estas se eleven a máximos históricos. Los casos más comunes fueron con sus tuits relacionados a razas de perros: adoptó uno al que le puso de nombre Floki, y la comunidad inmediatamente le creó una criptomoneda que ascendía de valor meteóricamente. Cada tuit del excéntrico personaje es, hoy por hoy, una moneda virtual dentro de la categoría de memecoins.
Estafas como el Squid Game Token
Pero el que cualquier persona pueda crear su propia criptomoneda con solo el interés de ganar dinero, hace que este sea un mundo riesgoso.
Así como pasó con las publicaciones de Musk, cualquier temática popular se convertía en criptomoneda, intentando cazar incautos en esquemas ponzis que no podían ser regulados de ninguna manera.
El caso más popular fue el del Squid Game Token, basada en la famosa serie de Netflix ‘El Juego del Calamar’. Inocentemente, decenas de medios compartieron la creación de esta moneda como una “curiosidad” nacida por la fiebre de la producción coreana. Sin embargo, se olvidaron indagar su procedencia (algo que cualquier criptomoneda tiene disponible en internet): se trataba de una estafa en donde los usuarios podían comprar las monedas, pero no venderlas.
Es así cómo el Squid Game Token pasó a valorizarse en 2800 soles en medio de tantos engaños y publicidad. Y solo sería cuestión de tiempo para descubrirse la verdad: los delincuentes quitaron los fondos de la criptomoneda, robándose 3 millones de dólares y dejando a los miles de inversores sin ningún dólar.
Acorde con la masificación, el número de estafas ha ido en crecimiento, con falsas promesas de convertirte en millonario de la noche a la mañana. Recuerda, nada ni nadie puede garantizarte multiplicar tu dinero en este mundo, por lo que, si alguien te lo promete, probablemente solo quiera quitarte tus ahorros.
Conoce el accionar de los ciberdelincuentes y los casos más comunes en este informe que realizamos en el año.
El caso de El Salvador
El Salvador se convirtió este año en el primer país en el mundo en aceptar legalmente al bitcoin, convirtiéndolo en una moneda de curso legal, en el que las personas podían pagar y los vendedores aceptar su uso.
Esto se llevó a cabo “gracias” al autoproclamado “dictador más cool” del mundo, Nayib Bukele. El joven mandatario se postuló como un contracorriente y pese a las críticas, elevó a la criptomoneda al estatus de oficial, pese a advertencias de instituciones como el Fondo Monetario Mundial.
Su principal argumento era el de las remesas, ya que gran parte de la economía de los salvadoreños llegaba directamente como encargo desde Estados Unidos. Estos montos tenían que pagar comisiones en bancos y agencias, algo que el sistema de criptomonedas reducía al mínimo.
Si su aplicación fue correcta o no quedará al debate de los especialistas, pero desde un principio hubo una gran oposición a ella: quema de cajeros bitcoin, marchas y más. Pese a ello, no se detuvo y el país centroamericano ya cuenta con este sistema por casi 3 meses.
Bukele también se convirtió en un holder (término con el que se conoce a quien que guarda monedas esperando su revalorización) de bitcoins, comprando en cada caída del mercado. “Buy the dip” (compra la caída) era su lema, acumulando millones de dólares en nombre del gobierno.
Actualmente, y con ganancias por su inversión en la criptomoneda, Bukele ha dispuesto la construcción de hospitales con los beneficios del bitcoin y hasta ha señalado la realización de una "Ciudad Bitcoin" en el país, donde solo existirá un tipo de impuesto. Acompañado de un plan para poder minar criptomonedas con energía de los volcanes del país, el presidente confía en que este será el paso que los lleve a ser uno de los países del primer mundo en el futuro.
Los NFT y el play-to-earn
Pero si con algo nos quedamos del 2021 en el mundo de las criptomonedas es la aparición de los NFT y los juegos play-to-earn (juega para ganar dinero).
Los NFT o token no fungibles no son precisamente criptomonedas, pero están basados en la misma tecnología criptográfica que los hace únicos en el mundo. Pueden ser de todo tipo, una simple imagen, un archivo PPT o un sonido, pero con la certificación del blockchain detrás.
Esto hizo que miles de NFT lleguen al mercado, con precios especulativos altísimos. Solo recordemos el caso en el que un pixel (sí, un pixel) fue vendido por 1.36 millones de dólares en Ethereum. Este caso se ha repetido en todo el año, en lo que ha sido calificado como la burbuja especulativa más grande de los últimos meses.
Estos archivos digitales dieron un paso más allá cuando se convirtieron en “juegos” (entre comillas, porque en realidad muchos de ellos se jugaban solo dando ciertos clics en la pantalla para ganar dinero).
Los juegos play-to-earn se volvieron una tendencia entre millones de personas. Los usuarios compraban NFT para ingresar al mercado y tenían que hacer clics para completar misiones. Si tenían éxito (lo cual dependía, por ejemplo, de las posibilidades de que salga un número en un dado virtual), el “jugador” recibía una cantidad diaria de criptomonedas, las cuales podían ser reclamadas cada 15 o 30 días y ser convertidas por dinero real en el mercado.
El claro ganador de esta tendencia fue el videojuego Axie Infinity, que exigía la compra de tres criaturas (tipo Pokémon) para enfrentarse en batallas contra otros jugadores. Si ganabas tus encuentros, obtenía la moneda SLP, la cual se acumulaba cada 15 días para ser liberada y comercializada en el mercado. ¿De cuánto estamos hablando? En sus meses más fuerte, cuando el SLP costaba 30 centavos de dólar la unidad, comprar las criaturas costaba 1000 dólares y era posible ir ganando 400 dólares quincenalmente. Ahora, con la moneda en precios oscilantes entre 3 y 6 centavos, el jugador puede ganar en 100 y 150 dólares.
Pero no todos tenían el dinero suficiente para invertir, por lo que nació un nuevo sistema: las becas. Un usuario compraba las criaturas y, en vez de jugar él, las prestaba a una cuenta secundaria que jugaría las batallas diarias. Becado y becador coordinarían cómo sería el pago: muchos pagaban entre un 30 y 50% de las criptomonedas obtenidas mensualmente, por lo que ambas partes salieron ganando.
Suena muy bien, pero el riesgo no dejaba de ser alto. Informes desde Venezuela mostraban cómo personas de alta edad dejaban sus profesiones para ingresar a este mundo, con la esperanza de generar dólares.
Lastimosamente, no todos los juegos tuvieron finales felices. Axie Infinity sigue generando dinero, pero mucho menos al que brindaba inicialmente debido a que es un proyecto inflacionario, donde, con cada vez más jugadores, se crean más monedas de recompensa y su valor va cayendo, provocando que los usuarios recuperen su dinero invertido en mucho más tiempo del pensado. Otros como Cryptomines fueron víctimas de un desangrado total, pasando de valer centavos a 800 dólares y volver a caer en medio de su auge, dejando a cientos en la bancarrota.
Pero estamos en el principio. La industria grande de los videojuegos ya ha mostrado su interés por ingresar al mundo NFT, por lo que ganar dinero jugando pronto puede ser más que un ensayo/error, sino que será una alternativa ante cualquier empleo tradicional.
Este punto, junto a la esperanza de poder pagar servicios y productos con criptomonedas en cualquier país, son los objetivos del mercado para el 2022. Y claro está, el poder sortear las trabas gubernamentales que aparezcan.
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